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Mostrando entradas de enero, 2023

[ 2023 Lectura lineal ] Morir en el golfo - Héctor Aguilar Camín [#2 - 9no año]

  Héctor es como esa voz mágica que aparece para recordarme lo profundas que son la vida y la mente humana. La primera vez que lo leí atravesaba por la depresión más grande de mi vida, y él, con sus brillantes frases de amor y recuperación, me hizo ver una salida a través de mis propios buenos recuerdos. Luego lo releí, la misma historia, muchos años después, y volví a sentir ese algo en la panza, esa sensación de que solamente él podía entender esos grandes amores que terminaban siendo nada... Morir en el golfo es su primera novela, publicada en 1985, por eso es la primera vez que le dedica un trabajo a su hija Catalina, que es de mi edad, por lo que ambas teníamos meses de haber llegado al mundo. Resulta que Francisco Rojano comienza la historia buscando a su amigo el Negro, reportero con el que mantiene amistad desde la universidad, a pesar de haberse casado con la mujer que los dos deseaban: Anabela. Rojano, como le llama durante todo el libro, comparte con Anabela una importante c

[ 2023 Lectura lineal ] Ninguna eternidad como la mía - Ángeles Mastretta [#1 - 9no año]

  Isabel Arango es un relámpago que quema lo que toca. Desde niña se enamora de la danza y vuela del nido hacia la gran capital, donde se enamora de Javier, un poeta de aquellos que son volátiles como el viento. Ambos viven un profundo y veloz romance en el que Isabel está por perder su verdadera pasión, el baile, por su pasión decidida, el amor. Prudencia, su casera, le aconseja ir con calma y con tibieza, convirtiéndose en la madre que necesita en sus momentos de arrebato, mientras que Pablo, su mejor amigo y un gran bailarín, le consuela y fortalece. Este es un relato chiquito, que te echas en una hora, que te sacude por sus hermosas frases, que te enamora "porque todos hemos querido estar ahí", y que te deja con ganas de más. —Chinga a tu madre. —¿A chingadazos quieres que nos llevemos? —preguntó Corzas con la sonrisa como un aguinaldo. —No —contestó Isabel—. Ni te odio ni te tengo tanta confianza. —Pues qué lástima —dijo el poeta—. La confianza y el odio son dos de l