Lectura: Pedro Páramo.
Hablamos de: novela.
Autor: Juan Rulfo.
País: México.
Trama: un joven llega a Comala cumpliendo una promesa a su madre recién fallecida, en la que buscaría a su padre y le reclamaría el haberlos abandonado. En su estancia, conocería las historias de su padre y las personas cercanas a él, a quienes escuchará muy de cerca.
¿Qué nos dice?
Se trata de un juego mental entre la vida, la muerte, los personajes, el autor y el lector. Muestra un poco de la historia y costumbre de un país cercano a la guerra (Revolución Mexicana), las tradiciones de un pueblo ante la muerte y la religión, y el amor, un puro e idealista amor que no logra ser.
Temas que trata: orfandad, vida de pueblo, Revolución Mexicana, amor, envidia, lujuria, religión, caciques, vida de campo, abuso de poder, alucinaciones, miedo, soledad, angustia, abandono, venganza, confusión, soborno.
Dificultad de lectura: alta. A pesar de tener un lenguaje sencillo y una narración clara, el juego de los tiempos hace posible diferentes lecturas que pueden confundir al lector.
¿Qué se rescata?
El amor tan puro y hermoso que Pedro siente por Susana.
El camino de reacciones por el que Juan Preciado debe pasar antes de conocer la verdad de su familia.
La locura de Eduviges.
¿Qué se pierde?
Creo que el final es muy tajante, repentino, no deja mucho tiempo para ir abandonando de a poco la historia.
¿Que sensación me deja?
Ilusión por el amor puro e inocente, confusión por conocer tantas historias en una, y complicidad con un pueblo, mi pueblo, en guerra. Es de esas historias que te deja conocer un poco más de tu gente y sus costumbres, hechos que crees aislados por ser lejanos pero que representaron la vida de los abuelos o bisabuelos.
Personajes para recordar.
Pedro Páramo: cacique a quien parece no importarle el pueblo, sólo su explotación laboral. Hombre maduro que no deja de pensar en Susana, su amor de infancia. Vive sin pensar, sin responsabilizarse mucho de las cosas, como en un estado perpetuo de ilusión, a pesar de tener bien claro que, por evitar pérdidas económicas, puede matar a quien sea. A pesar de tener muchos hijos no reconocidos, su hijo más valioso es Miguel, a quien llora constantemente. Es conocido en todo Comala por ser tacaño, abusivo y manipulador, pero nadie se atreve a enfrentársele, ni siquiera el cura del pueblo.
Susana San Juan: amor de infancia de Pedro, quien sin embargo, nunca es suya. Representa la vida, la lucha, la inocencia. No se deja vencer, y da a Pedro la esperanza de hacer una vida más honesta, una vida en la que sea admirado y no despreciado, pero no consigue cambiarlo.
Juan Preciado: es el primer personaje central, quien representa el abandono y la incertidumbre, ya que crece lejos de su padre y no sabe nada de él hasta que su madre muere. Es el aventurero, el que busca el cambio, el que tiene la fuerza y la constancia para resolver los problemas, sentimientos basados en la ilusión de un pueblo fantástico, narrado así por una madre que busca infundirle el amor por su tierra, que para ella fue su orgullo y refugio. Juan, al contrario, nunca perteneció a Comala.
Padre Rentería: el cura de Comala, quien a pesar de tener el afecto y admiración de su gente, no buscará ayudarle. Se deja comprar, se hace el ciego ante los conflictos, y como resultado se da cuenta que su hermandad no podrá perdonarlo.
Dolores Preciado: madre de Juan, da inicio a la historia con su muerte. Pide a Juan localizar a su padre, sabiendo que con ello logrará unirse más con su hijo al mostrarle toda su historia y toda su verdad. Es la madre abnegada que busca lo mejor para él, la que se arrepiente de dejar su tierra pero no puede remediarlo. Conduce a su hijo a su destino sabiendo que con ello le volverá loco, pero lo arraigará a su verdadero entorno, aquel en el que fue víctima de su padre, con tal de lograr sus propósitos arrendatarios.
Damiana Cisneros, Eduviges Dyada, Dorotea: son mujeres que formaron parte de la vida de Pedro sin haber sido abusadas por él, lo que las convierte en la parte pura y sensata, las que sirven de guía a Juan en su camino por Comala, y suelen cumplir el papel de madres protectoras o amigas, ayudándolo a descubrir el por qué llegó ahí.
Retacitos para el librero.
Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.
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Mi madre siempre fue enemiga de retratarse. Decía que los retratos eran cosa de brujería. Y así parecía ser; porque el suyo estaba lleno de
agujeros como de aguja, y en dirección del corazón tenía uno muy grande donde bien
podía caber el dedo del corazón.
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¿Cómo me dijo aquel fulano que se llamaba esta yerba? «La capitana, señor. Una plaga que nomás espera que se vaya la gente para
invadir las casas. Así las verá usted.»
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Sólo yo entiendo lo lejos que está el cielo de nosotros; pero conozco cómo acortar las veredas. Todo consiste en morir, Dios mediante, cuando uno quiera y no cuando Él lo disponga. O, si tú quieres, forzarlo a disponer antes de tiempo.
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»La cosa es que el tal Osorio le pronosticó a tu madre, cuando fue a verlo, que "esa
noche no debía repegarse a ningún hombre porque estaba brava la luna'.
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«Como la supe, se las endoso».
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Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran cerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso.
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Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace.
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-¿De manera que siempre se fue? ¿A pesar de usted?
-Sí. Y tal vez no regrese. Así comenzaron todos. Que voy a ir aquí, que voy a ir más allá.
Hasta que se fueron alejando tanto, que mejor no volvieron.
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El primero fue el que me hizo soñar que había tenido un hijo. Y mientras viví, nunca dejé de creer que fuera cierto; porque lo sentí entre mis brazos, tiernito, lleno
de boca y de ojos y de manos; durante mucho tiempo conservé en mis dedos la impresión de sus ojos dormidos y el palpitar de su corazón. ¿Cómo no iba a pensar que aquello fuera verdad? Lo llevaba conmigo a dondequiera que iba, envuelto en mi rebozo, y de pronto lo perdí. En el cielo me dijeron que se habían equivocado conmigo. Que me habían
dado un corazón de madre, pero un seno de una cualquiera.
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-Y tu alma ¿dónde crees que haya ido?
-Debe andar vagando por la tierra como tantas otras; buscando vivos que recen por
ella. Tal vez me odie por el mal trato que le di; pero eso ya no me preocupa. He
descansado del vicio de sus remordimientos. Me amargaba hasta lo poco que comía, y me
hacía insoportables las noches llenándomelas de pensamientos intranquilos con figuras de condenados y cosas de ésas. Cuando me senté a morir, ella rogó que me levantara y que siguiera arrastrando la vida, como si esperara todavía algún milagro que me limpiara
de culpas. Ni siquiera hice el intento: «Aquí se acaba el camino -le dije-. Ya no me quedan fuerzas para más». Y abrí la boca para que se fuera. Y se fue. Sentí cuando cayó en mis manos el hilito de sangre con que estaba amarrada a mi corazón.
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Estoy comenzando a pagar. Más vale empezar temprano, para terminar pronto.
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Nadie vino a verla. Así estuvo mejor. La muerte no se reparte como si fuera un bien.
Nadie anda en busca de tristezas.
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Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti.
...
Nada puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por
intenso que sea que no se apague.
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¿Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de
mis adoloridos labios?
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Pero ¿por qué las mujeres siempre tienen una duda? ¿Reciben avisos del cielo, o qué?
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Faltaba mucho para el amanecer. t1 cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace caso. Estuvo un rato allí desfigurada, sin dar ninguna luz, y después fue a esconderse detrás de los cerros.
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«Esos animales nunca duermen -dijo Damiana Cisneros-. Nunca duermen. Son como el diablo, que siempre anda buscando almas para llevárselas al infierno.»
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Aunque dicen los zahorinos que a los locos no les vale la confesión, y aun cuando tengan el alma impura son inocentes.
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Había una luna grande en medio del mundo. Se me perdían los ojos mirándote.
Contigo aprendí:
Palabras aprendidas con esta lectura:
1.- trabazón.
Juntura o enlace de dos o más cosas que se unen entre sí / Espesor o consistencia que se da a un líquido o a una masa / Conexión.
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2.- aguamarina.
Variedad de berilo, transparente, de color parecido al del agua del mar y muy apreciado en joyería.
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3.- trasijado.
Que tiene las ijadas recogidas, a causa de no haber comido o bebido en mucho tiempo / Dicho de una persona: Que está muy flaca.
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4.- inquirir.
Indagar, averiguar o examinar cuidadosamente algo.
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5.- bornear.
Dar vuelta, revolver, torcer o ladear / Labrar en contorno las columnas / Mirar con un solo ojo, teniendo el otro cerrado, para examinar si un cuerpo o varios están en una misma línea con otro u otros, o si una superficie tiene alabeo (deformación).
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6.- trafagar.
Traficar / Andar o errar por varios países, correr mundo.
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7.- resuello.
Aliento o respiración, especialmente la violenta / Bienes de cualquier clase.
:meterle a alguien el ~ en el cuerpo:
Hacerle callar, intimidándole.
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8.- usufructo.
Derecho a disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlos, salvo que la ley autorice otra cosa / Utilidades, frutos o provechos que se sacan de cualquier cosa.
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9.- menoscabar.
Disminuir algo, quitándole una parte, acortarlo, reducirlo / Deteriorar y deslustrar algo, quitándole parte de la estimación o lucimiento que antes tenía / Causar mengua o descrédito en la honra o en la fama.
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10.- dintel.
Parte superior de las puertas, ventanas y otros huecos que carga sobre las jambas / Valor por encima del que un estímulo deja de producir su efecto normal y provoca dolor o daña el órgano sensorial correspondiente.
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11.- bordón.
Bastón o palo más alto que la estatura de un hombre, con una punta de hierro y en el medio de la cabeza unos botones que lo adornan / Verso quebrado que se repite al fin de cada copla / Voz o frase que inadvertidamente y por hábito repite alguien con mucha frecuencia en la conversación / En los instrumentos musicales de cuerda, cualquiera de las más gruesas que hacen el bajo / Cuerda de tripa atravesada diametralmente en el parche inferior del tambor / Persona que guía y sostiene a otra / Cuerda de tripa que se emplea para dilatar conductos naturales o conservar los que se han abierto artificialmente / instrumento de labranza.
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12.- encampanar.
Elevar, encumbrar / Depositar su confianza en una empresa dudosa / hacer alarde de guapo o valiente / Dicho de un toro: Levantar la cabeza como desafiando / enamorarse (‖ prendarse de amor) / Dirigirse hacia un lugar lejano, dificultoso o situado en las alturas.
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13.- aguamanil.
Jarro con pico para echar agua en la palangana o pila donde se lavan las manos.
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14.- revenido.
Operación que consiste en recocer el acero a temperatura inferior a la del temple para mejorar este.
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15.- desbalagar.
Dispersar, esparcir.
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16.- cimarrón.
Indolente y poco trabajador / Dicho de un animal doméstico: Que huye al campo y se hace salvaje, no domesticado / Dicho de una planta silvestre: De cuyo nombre o especie hay otra cultivada / Se decía del esclavo que se refugiaba en los montes buscando la libertad.
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17.- breña.
Tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza.
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18.- chapucero.
Hecho tosca y groseramente / embustero / Vendedor de hierro viejo.
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19.- estertor.
Respiración anhelosa, generalmente ronca o silbante, propia de la agonía y del coma / Ruido de burbuja que se produce en ciertas enfermedades del aparato respiratorio y se percibe por la auscultación.
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20.- pendencia.
Contienda, riña de palabras o de obras / Estado de un juicio que está pendiente de resolución / Cualidad de lo que se está por decidir.
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21.- coyunda.
Correa fuerte y ancha, o soga de cáñamo, con que se uncen los bueyes / Unión conyugal / Sujeción o dominio / látigo / silla de montar / pene.
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22.- piafar.
Dicho del caballo: Alzar ya una mano, ya otra, dejándolas caer con fuerza y rapidez casi en el mismo sitio de donde las levantó.
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23.- curato.
Parroquia.
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24.- conchabar.
Unir, juntar, asociar / Mezclar la clase inferior de la lana con la superior o mediana, después de esquilada / Contratar a alguien para un servicio de orden inferior, generalmente doméstico / Ponerse de acuerdo para un fin, con frecuencia ilícito / romperse / frustrarse.
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25.- aldaba.
Pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella.
:tener buenas ~s.:
Disponer de influencias o amistades poderosas.
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26.- equipal.
Especie de sillón hecho de varas entretejidas, con el asiento y el respaldo de cuero o de palma tejida.
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27.- enseres.
Utensilios, muebles, instrumentos necesarios o convenientes en una casa o para el ejercicio de una profesión.
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28.- cedazo.
Instrumento compuesto de un aro y de una tela, por lo común de cerdas, más o menos clara, que cierra la parte inferior. Sirve para separar las partes sutiles de las gruesas de algunas cosas, como la harina, el suero, etc / Cierta red grande para pescar.
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29.- ensopar.
Hacer sopa con el pan, empapándolo. Ensopar el pan en vino / Dicho de un líquido: empapar.
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30.- salvedad.
Razonamiento o advertencia que se emplea como excusa, descargo, limitación o cortapisa de lo que se va a decir o hacer / Nota por la cual se salva una enmienda en un documento / Garantía, seguridad.
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31.- caporal.
Dicho especialmente de un viento: capital (principal) / Hombre que hace de cabeza de alguna gente y la manda / Capataz de una estancia de ganado.
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32.- pilmama
Mujer que tiene por oficio cuidar niños en una casa particular.
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33.- aluzar.
alumbrar, llenar de luz y claridad.
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34.- zahorí.
Persona que tiene el don de descubrir lo que está oculto, especialmente corrientes de agua bajo tierra y depósitos de minerales.
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35.- bermejo.
Rubio, rojizo, referido especialmente al pelo.
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36.- relente.
Humedad que en noches serenas se nota en la atmósfera.
al relente: Al aire libre o sin resguardo alguno.
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37.- irisado.
Que tiene reflejos o brillos con los colores del arcoiris (como el pavorreal).
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38.- abullonar .
Adornar una tela o un vestido con pliegues anchos de forma esférica.
Ficha técnica.
Año: 1955.
Género: novela de realismo mágico.
Detalles que volver a mirar:
- El juego entre la realidad y ficción, del cual Juan no se da cuenta hasta muy avanzada la obra.
- El arrepentimiento de la mayoría de los personajes.
- La crítica hacia la religión.
*Detalles Q-riosos*
Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX, y ha sido traducida a más de 25 idiomas.
¿Cine o televisión?
Su primera adaptación en cine fue dirigida por Carlos Velo en 1967.
El autor nos habla:
https://www.youtube.com/watch?v=V74yJztkx-c entrevista.
Escribe...
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido como Juan Rulfo, nació en Apulco Jalisco el 16 de mayo de 1917. Fue un escritor, guionista y fotógrafo mexicano, perteneciente a la generación del 52. La reputación de Rulfo se asienta en dos libros: El Llano en llamas, y Pedro Páramo. En sus obras se presenta una combinación de realidad y fantasía cuya acción se desarrolla en escenarios mexicanos. Sus personajes representan y reflejan el tipismo del lugar con sus problemáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico. Pedro Páramo es el parteaguas de la literatura mexicana que marca el fin de la novela revolucionaria, lo que permitió las experimentaciones narrativas, como es el caso de la generación del medio siglo en México o los escritores pertenecientes al boom latinoamericano.A los 11 años queda huérfano. En 1929, se trasladó a San Gabriel y vivió con su abuela, y posteriormente en el orfanato Luis Silva —actualmente Instituto Luis Silva— en Guadalajara. En 1933 intentó ingresar a la Universidad de Guadalajara, pero al estar en huelga, se mudó a la Ciudad de México. Asistió de oyente al Colegio de San Ildefonso. A partir de 1938 viajó por el país en comisiones de servicio de la Secretaría de Gobernación y comenzó a publicar sus cuentos más relevantes en revistas literarias. Desde 1946 también trabajó la fotografía. En 1947 se casó con Clara Angelina Aparicio Reyes, con quien tuvo cuatro hijos (Claudia Berenice, Juan Francisco, Juan Pablo y Juan Carlos). De 1954 a 1957 fue colaborador de la Comisión del Papaloapan y editor en el Instituto Nacional Indigenista en la Ciudad de México.Ganó premios de la talla del Xavier Villaurrutia en 1956, el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983).Entre 1956 y 1958 escribió su segunda novela, El gallo de oro, que no fue publicada hasta 1980.Después de haber concluido sus dos novelas, Rulfo abandonó la escritura. En marzo de 1974, durante un diálogo estudiantil en la Universidad Central de Venezuela, Rulfo justificó ese abandono con la muerte de su tío Celerino, quien "le platicaba todo". Con él, Rulfo recorrió pueblos y escuchó historias, las cuales eran consideradas como fantasiosas. Para el escritor César Leante, Rulfo quiso evitar la repetición de evocar la crueldad y el dolor expresados en El Llano en llamas y Pedro Páramo. Rulfo declaró que, al escribir Pedro Páramo, pensaba frecuentemente en salir de la ansiedad, porque la escritura llevaba al sufrimiento.Fue un incansable viajero y participó de varios congresos y encuentros internacionales. En 1974 viajó a Europa para participar en el Congreso de Estudiantes de la Universidad de Varsovia. Fue invitado a integrarse a la comitiva presidencial viajando por Alemania, Checoslovaquia, Austria y Francia. El 9 de julio de 1976, fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Rulfo mencionaba que en su obra estaba presente la influencia de la literatura irlandesa y en particular de la novela Gente independiente, de Halldór Laxness. Murió de cáncer de pulmón el 7 de enero de 1986, en la Ciudad de México.
[ Wikipedia ]
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Obra representativa:
El llano en llamas (1953) / Pedro Páramo (1955).
"Yo lloro, sabes, lloro a veces por tu amor. Y beso pedacito a pedazo cada parte de tu cara y nunca acabo de quererte".
Lee conmigo en:
http://www.portalalba.org/biblioteca/RULFO%20JUAN.%20Pedro%20Paramo.pdf
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