Título: Decamerón
Autor: Giovanni Boccaccio
Publicada en: 1351 - 1353
País: Italia
Género: novela corta, novela enmarcada, recopilación de cuentos.
Temas: ironía, amor, religiosidad, fortuna, relaciones humanas, sexualidad, sexismo, inteligencia, peste, juventud.
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He tomado el título de esta entrada de un blog que dice lo contrario ("Confieso que he leído: http://confiesoqueheleido.blogspot.mx/ ), en el que se recomiendan novelas de todo género para todo lector. La idea es más bien confesar los libros que no he podido terminar y que he considerado abortados en mi proyecto de lectura lineal.
El primer libro que NO terminé de leer en mi vida (y, hasta donde llegan mis recuerdos, el Único) fue La Salamandra - Morris West. Fue un regalo de bodas que le dieron a mis padres y que empecé a leer en el tiempo en que buscaba comer cualquier libro que hubiera en casa (no pasaba de los 10-11 años). El resultado fue que no lo entendí. No superé unas 20-30 páginas y me aburrió terriblemente. No estoy segura que sea una lectura recomendada para niñas precoces, pero incluso hoy leo la reseña y no me llama la atención.
Luego de ello, esperé terminar cada libro que empezaba porque consideré por muchos años como falta de respeto y profesionalismo simplemente dejarlos a la mitad. No es que haya leído malas historias "y me haya aguantado", pero fui tomándoles más amor y aprendí a darles la oportunidad... Así que seguí leyendo y terminando cada página.
Pero esta vez...
El Decamerón fue un libro que sonaba en la universidad. Yo no leí casi nada de lo que debía según los maestros y las asignaturas. Creía en la literatura moderna y no en los clásicos. La verdad es que hay que leer historias de todos los tiempos de la humanidad, ya que cada una nos enseña por qué estamos parados en donde estamos y con la mentalidad que nos acompaña.
Siempre trato de leer una novela por semana, máximo en tres (caso de Ana Karenina, dada su extensión). Divido el número de páginas totales del libro entre los días que tengo disponibilidad de lectura, y me impongo cierta cantidad de páginas por día, para tener continuidad y terminar mi reseña a tiempo (si no hago esto, termino leyendo demasiado y terminándolo muy pronto, lo cual aborrezco). En este caso no pude, durante dos semanas, leer el mínimo diario que había anotado. Y cuando me di cuenta, al ritmo que llevaba, terminaría de leerlo en Dos meses... ¡eso es demasiado!
Pero, ¿por qué tanto?
El problema no es la historia. Considero que es agradable leer una recopilación de anécdotas del siglo XIV. El problema es que leer algo que fue importante hace más de 700 años, redobla los esfuerzos de entendimiento. En esta época parecía sólo importarles una cosa: la relación entre el amor, el sexo y la religión. La doble moral era impresionante, y todos andaban como burritos en primavera sin poder aceptar, ni siquiera a ellos mismos y en silencio, sus deseos sexuales.
Me parece muy difícil sumergirme en la época, entender la importancia de asuntos que hoy me parecen poco trascendentales, como por ejemplo, muchas de las historias hablan de cómo una mujer se las ingenia para tener un amante y que no se considere obvio su deseo sexual, porque está mal visto. Ahora no puedo meter cabeza en ello, porque en todas partes hay infidelidades y el sexo parece no ser importante.
Otro gran punto es la mala conducta de los sacerdotes y monjes. Todos desean formarse riquezas y mujeres, y demuestran a la sociedad que hay hipocresía en su oficio. En estos tiempos, el tema esta quemadísimo. Sabemos lo corrupta que se ha vuelto la sociedad, especialmente en México.
No puedo ver con inocencia e imaginación las costumbres de la época: sus vestidos, su hora de siesta, sus halagos las unas a las otras. No puedo adentrarme en la historia, porque es demasiado pasada para mí. No puedo cerrar los ojos e imaginar que no sé todo lo que sé, y que ya no encaja con una Italia medieval.
Otro gran punto es la mala conducta de los sacerdotes y monjes. Todos desean formarse riquezas y mujeres, y demuestran a la sociedad que hay hipocresía en su oficio. En estos tiempos, el tema esta quemadísimo. Sabemos lo corrupta que se ha vuelto la sociedad, especialmente en México.
No puedo ver con inocencia e imaginación las costumbres de la época: sus vestidos, su hora de siesta, sus halagos las unas a las otras. No puedo adentrarme en la historia, porque es demasiado pasada para mí. No puedo cerrar los ojos e imaginar que no sé todo lo que sé, y que ya no encaja con una Italia medieval.
He tratado de que no me aburra, pero las historias están muy trilladas para mí. No pude esperar encontrar una historia diferente porque cada cuento se relaciona con los mismos temas. Sabía que si seguía leyéndolo, tardaría una eternidad en terminarlo, y le iba a perder el gusto.
Creo que la lectura debe ser siempre algo que te divierta, complemente, apasione y enseñe. Si una historia ya no cumple con esto, no es obligación continuarla. Por primera vez en muchos años decidí que era peor perder meses con este libro, que aceptar que no pude terminarlo. Y así fue como decidí comentar que fue el primer aborto del proyecto.
Creo que la lectura debe ser siempre algo que te divierta, complemente, apasione y enseñe. Si una historia ya no cumple con esto, no es obligación continuarla. Por primera vez en muchos años decidí que era peor perder meses con este libro, que aceptar que no pude terminarlo. Y así fue como decidí comentar que fue el primer aborto del proyecto.
¿Qué sigue?
Bueno, pues continuar. No sentirme mal por aceptar a tiempo que esta historia no era para mí, y dar el mismo consejo: no se dejen liar por libros que no les gustan. No es pecado, no pasa nada.
¿Cuál es mi opinión?
El Decamerón es un libro para quienes estén encandilados con la literatura medieval. Para quienes les gustan las expresiones en desuso, el enrojecimiento juvenil cuando se habla de sexo o romance, la picardía de ridiculizar a la Iglesia, los buenos modales familiares, las correctas relaciones entre amigos, los ideales caballerescos, las consecuencias de las epidemias, la juventud temerosa del castigo eterno. Cada historia da una pequeña moraleja, y muestra cómo una persona puede utilizar su inteligencia para lograr lo que quiere. Es una lectura muy lenta, porque utiliza un lenguaje difícil y porque cada historia se asemeja a la otra, lo que hace que no quede una idea concreta de cada una.
Me gustaría saber si la peste se termina y ellos llegan vivos y saludables a la ciudad de la que tuvieron que huir, si alguno de ellos se casa y si la amistad continua. Pero sobre sus historias, inventadas o no cada noche, no me quedaron muchos ánimos de saber.
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