[ 2019 lectura lineal ] Si esto es un hombre - Primo Levi [ #23- 5to año ]

Lectura: si esto es un hombre

Hablamos de: novela

Autor: Primo Levi

País: Italia

Trama: es el relato de vida del autor en un campo de trabajo nazi durante la Segunda Guerra Mundial, con todas las crueldades de las que fue parte.

[¿A QUÉ PÚBLICO SE LE RECOMIENDA ESTA LECTURA?]

Adultos, preferentemente, ya que trata sobre el maltrato y muerte sufridas en los campos de concentración, y por ello se requiere cierto juicio y discreción.

¿Qué nos dice?

La lucha personal y colectiva de miles de judíos durante los actos atroces cometidos por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial: cómo se llega a un campo de trabajo, las condiciones en las que sobreviven, lo que comen, lo que hacen al enfermarse, la forma en que se visten...la forma en que lograron escapar del infierno.

Temas que trata: Segunda Guerra Mundial, campos de trabajo alemanes, maltrato a judíos, trabajos forzados, enfermedad, desesperanza, rabia, enfermedad, asesinato, muerte, invierno, suerte, esperanza, amistad, hermandad, tortura, bondad, ignorancia, genocidio, historia mundial.

Dificultad de lectura: bajo. El relato te arrastra, no hay forma de que lo dejes de lado. Es una obra corta, puede leerse en un par de días.

¿Qué se rescata?

El tono calmado con el que relata la peor atrocidad de su vida

Las alianzas que se formaron entre desafortunados

El aprovechamiento de cada mínimo recurso para lograr la supervivencia

Las respuestas que da al lector al final de la obra

¿Qué se pierde?

No puede perderse nada en un relato hecho enteramente con el corazón, y que te cuesta la vida.

¿Qué sensación me deja?

He leído mucho acerca del Holocausto, siempre aprendiendo nuevos detalles escalofriantes y rudos, pero cada que encuentro un nuevo relato, me siento como si fuera la primera vez que me enterara. Es bueno tener una imagen cada vez más global del suceso, PORQUE ESTÁ EN NOSOTROS, EN ESTA NUEVA HUMANIDAD, EVITAR QUE VUELVA A PASAR.

Personajes para recordar

Primo Levi: fue capturado por la milicia fascista a los 24 años mientras se escondía en los montes. Quería ser guerrillero y marcar una diferencia para su país, pero fue atrapado con sus amigos al confundirlos con una mafia mayor. Fue catalogado como judío italiano y llevado a Fossoli, donde se encontró con 600 italianos que habían llegado por hambre, desesperación o esperanza de salvar a un familiar. Conoció los grandes vagones por los que se transportaban a los presos, viajando con 650 personas más, apretujado en un vagón con 45 castigados más, que gemían de sed, hambre y desesperación. De todo su tren, se enteró que solamente 4 pasajeros sobrevivieron a la guerra. Llega a un campo de trabajo donde es desnudado y alejado de sus pertenencias, y no puede comunicarse con nadie porque todos hablan diferentes lenguas intraducibles. Fue trasladado a una fábrica de goma, donde fue tatuado y entendió que se le daba preferencia a los presos que llevaban más tiempo en los campos, o los que aún tenían algún estatus social: los criminales llevan un triángulo verde en la ropa, los políticos un triángulo rojo, y los judíos, la estrella hebrea. Pronto aprende a robar, pues es la única forma de sobrevivir. Debe llevar siempre los cinco botones de su camisa, someterse a análisis de piojos y pies, y cuidar tener boleadas las botas. No puede infectarse su pie, o sabe que será el final, pero es muy difícil cuidarse, pues sus zapatos son de madera dura, no siempre concuerdan con su número, y no hay medidas sanitarias. Cambiaba privilegios por porciones de pan, la pertenencia más valiosa. Se lastima el pie con un fierro que le cae encima, y es la primera vez que pisa la enfermería. Se da cuenta que allí no se trabaja ni se pasa frío, pero es muy complicado lograr que la estadía se prolongue. No se les permitía sentarse para comer, debían hacerlo con furia y con las manos, como animales. Usaban la ropa de los presos muertos, que sólo se desinfectaba con vapor. Había que hacerle arreglos y cualquier trozo de tela era reutilizable y sumamente costosa. Observó a muchos presos llegar, perder la voluntad y simplemente obedecer, y no vivían más de tres meses en el campo. Creó teorías acerca de quiénes sobrevivían: los fuertes de espíritu, los que hacían buenas alianzas, los que entregaban a sus amigos, los que elogiaban a los kapos. Lo único con lo que podían contar era con su dignidad, la única fuerza que les dejaría seguir sobreviviendo. Aprovecha sus conocimientos en química para hacer un examen para trabajar en los laboratorios: eso le hace vencer el frío, el cansancio y el hambre por un tiempo, otra de las afortunadas causas por las que pudo vivir para contarlo. Aprende algo de yiddish y alemán, los idiomas básicos en el campo. A finales del 44, los rumores de bombardeos rusos hacen que el trabajo comience a frenarse, hasta que se acaba definitivamente, sin que se le explique a los presos lo que pasa. Los alemanes tratan de ocuparlos en trabajos tontos de armado y desarmado, y su odio crece cuando ven que ahora son víctimas que lograran la victoria y el hundimiento de Alemania cuando enseñen sus cicatrices. Existieron civiles en granjas aledañas que les ayudaron, pero muchos fueron capturados o perseguidos cuando se daba con su paradero. Su mejor amigo Alberto estaba en su bloque, y juntos soportaron la presión de los últimos días. Por los inicios de 1945 enferma de escarlatina, y vuelve a la enfermería. Este es el suceso que quiebra todo: comienzan las grandes marchas nocturnas, y él logra flanquearlas. Finaliza contando los últimos días de un campo abandonado, sin comida ni agua ni luz, atiborrado de cadáveres, peste y enfermedad, pero con la esperanza de que pronto acabaría el sufrimiento y volverían a ser llamados hombres.

Alberto: mejor amigo de Primo, desde su vida como civil. Llega con él al mismo campo de trabajo, pero a diferentes bloques, y debe buscar cómo sobrevivir entre darse a respetar y comerciar con artículos variados. Es un hombre fuerte y noble, que puede hablar francés, italiano y alemán. Cae bien en su bloque porque es un hombre justo, y sabe con quiénes juntarse y con quiénes no. Trabaja con Primo en el laboratorio químico, e idea con él el comercio de los productos de los kapos, logrando una ultima felicidad ante la esperanza de que esos esfuerzos le sirvan para volver a casa.

Lorenzo: granjero civil que ayuda a Alberto pasándole algunas patatas por el campo, y llevando cartas al correo para que buscase a su familia en Italia. No pedía nada a cambio, y le mostraba que había gente de buen corazón que también sufría con ellos el no poder hacer nada contra el régimen.

Carlos y Arthur: amigos con los que Primo trabaja la última semana en el campo, al estar abandonado por los alemanes y en la espera de la salvación de los rusos. Con ellos roba y carga mercancías, prepara sopa, cuida a los enfermos y hace guardias. Son los presos más fuertes y humanitarios que conoce, y gracias al gran equipo que forman, logran ayudar a muchos de sus compañeros a salir del desastre.

 

Retacitos para el librero

Los que vivís seguros

En vuestras casas caldeadas

Los que os encontráis, al volver por la tarde,

La comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si es un hombre

Quien trabaja en el fango

Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un panecillo

Quien muere por un sí o por un no.

Considerad si es una mujer

Quien no tiene cabellos ni nombre

Ni fuerzas para recordarlo

Vacía la mirada y frío el regazo

Como una rana invernal

Pensad que esto ha sucedido:

Os encomiendo estas palabras.

Grabadlas en vuestros corazones

Al estar en casa, al ir por la calle, Al acostaros, al levantaros; Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe, La enfermedad os imposibilite, Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

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Para los condenados a muerte la tradición prescribe un ceremonial austero, apto para poner en evidencia cómo toda pasión y toda cólera están apaciguadas ya, cómo el acto de justicia no representa sino un triste deber hacia la sociedad, tal que puede ser acompañado por compasión hacia la víctima de parte del mismo ajusticiador. Por ello se le evita al condenado cualquier preocupación exterior, se le concede la soledad y, si lo desea, todo consuelo espiritual; se procura, en resumen, que no sienta a su alrededor odio ni arbitrariedad sino la necesidad y la justicia y, junto con el castigo, el perdón.
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Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realización de uno y otro estado limite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condición humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del mañana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone limite a cualquier gozo, pero también a cualquier dolor.
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Esto es el infierno. Hoy, en nuestro tiempo, el infierno debe de ser así, una sala grande y vacía y nosotros cansados teniendo que estar en pie, y hay un grifo que gotea y el agua no se puede beber, y esperamos algo realmente terrible y no sucede nada y sigue sin suceder nada. ¿Cómo vamos a pensar? No se puede pensar ya, es como estar ya muertos.
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A borrar con una esponja el pasado, el futuro se aprende pronto si os obliga la necesidad.
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El barracón de madera, cargado de humanidad doliente, está lleno de palabras, de recuerdos y de otro dolor. Heimweh se llama en alemán este dolor, es una bella palabra y quiere decir «dolor de hogar».
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Hoy es un buen día. Miramos alrededor, como ciegos que recobran la vista, y nos miramos unos a otros. Nunca nos habíamos visto al sol: algunos sonríen. ¡Si no fuese por el hambre! Porque así es la naturaleza humana, las penas y los dolores que se sufren simultáneamente no se suman por entero en nuestra sensibilidad, sino que se esconden, los menores detrás de los mayores, según una ley de perspectiva muy clara.
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Añádase también la sensible acción de amortiguación que ejerce la ley, y el sentimiento moral, que es una ley interior; en efecto, un país se considera tanto más desarrollado cuanto más sabias y eficientes son las leyes que impiden al miserable ser demasiado miserable y al poderoso ser demasiado poderoso.
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Son ellos, los Muselmänner, los hundidos, los cimientos del campo; ellos, la masa anónima, continuamente renovada y siempre idéntica, de no–hombres que marchan y trabajan en silencio, apagada en ellos la llama divina, demasiado vacíos ya para sufrir verdaderamente. Se duda en llamarlos vivos: se duda en llamar muerte a su muerte, ante la que no temen porque están demasiado cansados para comprenderla.
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Son el típico producto de la estructura del Lager alemán: ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir, exigiéndoles a cambio la traición a la solidaridad natural con sus compañeros, y seguro que habrá quien acepte. Éste será sustraído a la ley común y se convertirá en intangible; será por ello tanto más odiado cuanto mayor poder le haya sido conferido. Cuando le sea confiado el mando de una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida y muerte sobre ellos, será cruel y tiránico porque entenderá que si no lo fuese bastante, otro, considerado más idóneo, ocuparía su puesto. Sucederá además que su capacidad de odiar, que se mantenía viva en dirección a sus opresores, se volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se sentirá satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de arriba.
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El sobrevivir sin haber renunciado a nada del mundo moral propio, a no ser debido a poderosas y directas intervenciones de la fortuna, no ha sido concedido más que a poquísimos individuos superiores, de la madera de los mártires y de los santos.
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Según la teoría de Henri, para huir de la aniquilación tres son los métodos que el hombre puede poner en práctica sin dejar de ser digno de llamarse hombre: la organización, la compasión y el hurto. 
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Conservábamos los recuerdos de nuestra vida anterior, pero velados y lejanos, y por ello profundamente dulces y tristes, como lo son para todos los recuerdos de la primera infancia y de todas las cosas acabadas.
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Construyen refugios y trincheras, reparan los daños, construyen, combaten, mandan, organizan y matan. ¿Qué otra cosa podrían hacer? Son alemanes: este comportamiento suyo no es meditado y deliberado, sino que procede de su naturaleza y del destino que han elegido. No podrían hacer otra cosa: si se hiere el cuerpo de un agonizante la herida empieza a cicatrizar, aunque todo el cuerpo vaya a morirse al día siguiente. 
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Hoy pienso que, sólo por el hecho de haber existido un Auschwitz, nadie debería hablar en nuestros días de Providencia: pero lo cierto es que, en aquel momento, el recuerdo de los salvamentos bíblicos en las adversidades extremas pasó como un viento por todos los ánimos.
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Es hombre quien mata, es hombre quien comete o sufre injusticias; no es hombre quien, perdido todo recato, comparte la cama con un cadáver. Quien ha esperado que su vecino terminase de morir para quitarle un cuarto de pan, está, aunque sin culpa suya, más lejos del hombre pensante que el más zafio pigmeo y el sádico más atroz.
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Según afirma san Agustín, los judíos están condenados a la dispersión por el propio Dios, y por dos razones: porque de ese modo reciben el castigo por no haber reconocido en Cristo al Mesías, y porque su presencia en todos los países es necesaria a la Iglesia católica, que también está en todas partes, para que en todas partes se ponga de manifiesto ante los fieles la merecida infelicidad de los judíos. Por eso la dispersión y la separación de los judíos nunca habrá de terminar: ellos, con sus penas, deben testimoniar por la eternidad su propio error y, por ende, la verdad de la fe cristiana.
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«Quien quema libros termina tarde o temprano por quemar hombres»
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Hay que desconfiar, pues, de quien trata de convencernos con argumentos distintos de la razón, es decir de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad. Puesto que es difícil distinguir los profetas verdaderos de los falsos, es mejor sospechar de todo profeta; es mejor renunciar a la verdad revelada, por mucho que exalten su simplicidad y esplendor, aunque las hallemos cómodas porque se adquieren gratis. Es mejor conformarse con otras verdades más modestas y menos entusiastas, las que se conquistan con mucho trabajo, poco a poco y sin atajos por el estudio, la discusión y el razonamiento, verdades que pueden ser demostradas y verificadas.

 

** Escenas Inolvidables **

Cuando lo leas, no te las pierdas.

- Cada muestra de humanidad entre presos: cuando se ayudan a coser botones, cuando arman entre todos nuevas cucharas, cuando intercambian sus sopas.
- Cada muestra de valentía en los presos: los que con inteligencia ganan, los que causan lástima para lograr comida, los que con fuerza física vencen a los guardias.
- La enorme fuerza con la que Primo, Carlos y Arthur toman el control y esperan la resolución.

Ficha técnica.

Año: 1947

Género: memorias, novela histórica

¿Real o irreal?: TRISTEMENTE, COMPLETAMENTE AUTOBIOGRÁFICA.

[+ Q.riosidades +]

- Le pertenece el puesto 57 en la lista de los 100 libros del siglo XX según Le Mondé

- Los judíos veteranos en los campos nombraban "musulmanes" a los presos débiles, los que flaqueaban al momento y doblaban las manos, los que enfermaban pronto o siempre estaban preguntando cuándo terminaría: entre ellos había un código de jerarquía y también ellos se volvieron verdugos, eliminando con rechazo a los más débiles, prohibiéndoles tener amigos y obtener ventajas de supervivencia.

- El autor nunca se hizo quitar el tatuaje con su número de preso (174517), pensaba que muy pocos seres humanos podían tener esa muestra, ese testimonio, y haber sobrevivido.

El autor nos habla: 

https://www.youtube.com/watch?v=ypjbsI5Py-k entrevista durante su regreso a Auschwitz (subtitulado). 

Escribe...

 Primo Levi nació en Turín, Italia, el 31 de julio de 1919. Se graduó en Química en 1941. No encontraba trabajo por ser judío sefardí, teniendo que trabajar clandestinamente en una mina. Se unió a la resistencia antifascista con sus amigos, y se fue a resistir al monte, donde fue capturado por la milicia fascista, quienes lo enviaron a los campos de concentración cuando se identificó como judío (librando la vida). Llegó a Monowitz, un campo perteneciente a Auschwitz, junto con 650 italianos: él fue uno de los 20 sobrevivientes a los 10 meses que vivieron en ese infierno. Trató de dedicarse a la química tras la liberación, pero unos años después se convirtió en escritor de tiempo completo, narrando los horrores del Holocausto en diversos relatos de gran fama.
Murió de una forma misteriosa, cayendo entre las escaleras de la casa donde vivió toda su vida, Algunos creen que se trató de un suicidio, pero no dejó ninguna nota, así que el caso sigue siendo interesante para los historiadores. Una frase que llegó a decirse de su muerte fue que "murió en Auschwitz, 40 años después", ya que nunca pudo recuperarse de sus heridas.

Obra representativa:

Trilogía sobre los campos de concentración: si esto es un hombre / la tregua / los hundidos y los salvados (1947-1986).

x ¿Lo reelerías? x

Sí. He descargado la segunda y tercera parte de la historia y serán a las que me dedique en las siguientes semanas.

"Entre el hombre que puede hacerse comprender y el hombre que no puede hacerse comprender hay un abismo: uno se salvará, el otro no".

Lee conmigo en: https://www.lectulandia.co/book/trilogia-de-auschwitz/
HÁGANSE UN FAVOR Y DESCARGUEN ESTE LINK QUE YA TRAE LOS TRES LIBROS TESTIMONIO: ¡ESTAMOS OBLIGADOS A NO HACER DESAPARECER LA HISTORIA!

[PosData]

En La Vida Real:

[ IG Farben ]

Conglomerado alemán de plantas químicas fundado en 1925, que comenzó produciendo colorantes, y terminó siendo dueño de la patente del gas Zyklon B, pesticida a base de cianuro. Trabajaron de la mano con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y crearon la Buna, única fábrica de caucho sintético que poseía también un campo de trabajo forzado (donde estuvo Primo Levi durante 10 meses). Este campo albergó a 83.000 prisioneros, quienes murieron casi en su totalidad. Al verse cerca el final de la guerra, los sobrevivientes fueron llevados a cámaras de gas o a marchas de la muerte, sobreviviendo únicamente los que pudieron esconderse en las enfermerías, dado su lamentable estado de salud. EL GAS PRODUCIDO EN ESTA FÁBRICA, ERA EL UTILIZADO EN LOS HORNOS CREMATORIOS DONDE MURIERON MILLONES DE JUDÍOS.
La fábrica de caucho nunca terminó de construirse gracias a los bombardeos de los rusos al campo de trabajo, por lo cual NUNCA SE VENDIÓ NI UN GRAMO DE CAUCHO DE LA FÁBRICA.
Aunque se ha tratado a través de los años cerrar la fábrica, todavía hay juicios por parte de trabajadores que exigen liquidaciones justas. Empresas sucesoras de IG Farben (que ya no tienen la carga penal del Holocausto) son: Bayer, Pelikan (de donde venía la tinta de los tatuajes con los que enumeraban a los presos), AGFA, BASF y Hoechst.

Como dato curioso, este gas aún se produce en República Checa como insecticida.