[¿A QUÉ PÚBLICO SE LE RECOMIENDA ESTA LECTURA?]
Adultos. No es que hable de algo prohibido, pero su modo de vivir ya no encaja en las mentes jóvenes, a las que les costará más asimilar sus historias.
¿Qué nos dice?
Lo divertida que puede ser la vida, si se le decide ver así
Las coincidencias, y la forma en que tomamos lo mejor de ellas
Cómo seguir nuestros impulsos y hacer arte con ellos
Temas que trata: clase alta, internado, amistad, hermandad, arte, literatura, pintura, travesuras, sexualidad, homosexualidad, prohibición, guerra civil española, casualidad, inocencia, oportunidad, viajes, deshonra, separación, fobia, México, cultura, sueños, abandono, decaimiento, religión, superstición, moral, anhelo, muerte.
Dificultad de lectura: bajo. La historia te va jalando, quieres conocer más, y vas creciendo junto con sus años.
¿Qué se rescata?
Lo divertida que fue su vida, y cómo las mismas coincidencias le fueron salvando de una muerte segura por tentar tantas veces a la suerte. Era un personaje controversial para su época, y lo disfrutaba.
¿Qué se pierde?
Nada. Incluso el final te deja en calma. ¡Es una hermosa biografía!
¿Qué sensación me deja?
Me ha sorprendido mucho conocer su vida a detalle, y me ha inspirado para ver más películas suyas, ahora entendiendo lo que esperaba decir. Buñuel es muy complejo, precisamente porque se mantuvo al margen en su vida personal, no podemos entenderlo por no acercarnos a su entendimiento del mundo, pero estas memorias ayudan a hacerlo.
Personajes para recordar
Luis Buñuel: nace en Calanda, España, "un pueblo monótono y aburrido, en el que todos los habitantes conocían a la perfección el significado de las campanadas de la iglesia". Su familia era numerosa y adinerada, por lo que todos le conocían. Su padre daba limosna y pan a los pobres cada viernes frente a su casa. Tocaba el violín en el coro de la iglesia, a la que iba sin falta, pues en el pueblo, la fe era un pilar inquebrantable en todos los habitantes.A pesar de las marcadas diferencias sociales, le daba igual la pobreza de los demás, de la que era testigo a diario. Fue el hijo mayor, y tuvo cuatro hermanas y dos hermanos. A los meses de nacido, se mudaron a Zaragoza, a una mansión aún más ostentosa, donde nacieron los demás. Al terminar el bachillerato, se mudó a Madrid. Le gustaba beber y jugar con armas pequeñas. Perdió la virginidad en un burdel, harto de todo el misticismo del sexo. La educación rígida y religiosa que le dieron, le volvió un rebelde: buenas calificaciones, actitud discutible. Conoció a los filósofos, y se volvieron su lectura favorita. A los 8 años descubre el cine (con una película animada) y le atrae, pero lo que le hace perseguirlo es el tabú con el que se ve: el cine es vulgar, es como ser cirquero. Por mucho tiempo pensó en ser ingeniero agrónomo, para dar gusto a su padre y alejarse por fin de España. Su familia tenía un temor especial por las arañas, pero fuera de ello, amaba a todos los animales: incluso gustaba de amaestrar ratones. Tuvo varias fantasías, como abrir un bar carísimo donde explotara un cañonazo cada que un cliente gastara mil dólares, pero su madre, que le financió toda la vida, no lo aceptó. Tuvo varias oportunidades de participar en una orgía, pero siempre pasó algo que evitó que viviera su más grande fantasía. En una Residencia en Madrid, hecha para chicos acaudalados, pasó de los 17 a los 24, conociendo a genios de la época que se convertirían en sus mejores amigos de por vida (como Federico García Lorca, André Btretón y Salvador Dalí, sus mejores amigos). Por complacer a su padre, hizo cursos de matemáticas e ingeniería, pero luego estudió biología, una de sus pasiones. Su anhelo de salir del país le llevó a estudiar historia. Asistía a tertulias políticas donde solamente actuaban hombres, y conoció
escritores famosos de la época, como Unamuno, Valle Inclán, Galdós y Machado. Jugó con el hipnotismo, creó una logia, y andaba por la calle, pasado de copas, haciendo bromas a todos. Pasó por una fase en que quiso ser poeta, e incluso publicó algunos pequeños textos. A la muerte de su padre, graduado ya en filosofía, pudo salir de España: se fue a París, donde sufrió discriminación por ser extranjero (se les decía metecos a los intelectuales exiliados). Sufrió para acostumbrarse a la ligera moral de Francia, venido de una educación sumamente conservadora. Quiso abrir un cabaret cuando vio el poder sexual que había en la zona, pero su madre no accedió. En París hace teatro, aprende a tocar el banjo, colecciona discos y va a una academia de baile. Estudió en una academia de actores rusos, pues pensó que era el primer paso para conocer gente y hacerse director. Se unió al surrealismo, movimiento con el que se identificaría por décadas. En 1930 va a Estados Unidos a aprender de cine en la MGM. Piensa que es el país más bello del mundo, y cobra un sueldo por el que no trabaja nada. Conoce a Chaplin, con el que se desenvuelve en sociedad. Cuando volvió a Francia, se negó a hacer un documental de África porque no le interesaba conocer aquellos países: amaba los que ya conocía, los lugares con los que había formado un vínculo. Se casó en 1934 con Jeanne Rucar, con quien tuvo dos hijos varones. Supervisó doblaje para Paramount y la Warner en Madrid. Durante la guerra civil, trabaja en Francia recolectando películas con propaganda política, haciendo reuniones clandestinas y conectando gente. Sufre con la muerte de García Lorca, al que trata de convencer de que se quede con él antes de que empeoraran las cosas (pero se negó). Le gustaron los ideales comunistas, hasta que el fanatismo lo hartó. Pasa la Segunda Guerra Mundial en Nueva York, tratando de legalizar películas en las que se mostrara lo que estaba pasando en Europa. Sus cintas empezaban con una simple escena, mundana, a la que acudían centenar de preguntas sobre posibles escenarios con las que podría cambiarse la escena inicial. Se enemista de por vida con Dalí, por su ego inflado y por haberlo tachado de ateo en un momento delicado, haciéndole perder el trabajo. No simpatizó con Gala desde que la conoció: él sabía que controlaba a Dalí, y que mientras ella estuviese en el medio, la amistad no sobreviviría. En 1949 obtuvo la nacionalidad mexicana, a pesar de no gustarle la cultura. Dirige entonces 20 películas, con actores mexicanos de la fama de Jorge Negrete o Silvia Pinal. Cree que todos los países latinos son violentos, sucios y mediocres, con un falso nacionalismo. Se fue volviendo sordo, por lo que empezó a huir de los espacios concurridos. Con los años, se fue aislando, hasta dormir en el piso con las ventanas abiertas. Vendió su colección de 65 armas en 1964, año en el que pensó que iba a morir. Tachaba los nombres de sus amigos al morir. No tenía miedo a la muerte, sabía que debía ocurrir, y se aburría de anciano. Sus películas siempre recibieron críticas negativas, acusándole de pervertido, enemigo de la patria y salvaje, pero nunca le importó. No leía la prensa, no sabía lo que pensaban de él.
Conchita: hermana de Buñuel. Rubia, parecía escandinava. Fue una de sus mejores amigas. Fue su secretaria en la grabación de Viridiana. Escribió sus memorias, donde habló mucho de su hermano y de los recuerdos de su infancia. Fue educada para casarse y tener una familia. Estuvo cerca de morie en la guerra civil española, pues se creía que su esposo había tenido que ver con una bomba lanzada.
Padre (Leonardo): se hizo de fortuna abriendo una ferretería en Cuba tras hacer su servicio militar. Fue traicionado por sus socios, quienes se lo quedaron todo. Era mayor que su esposa por 25 años. Fue uno de los cinco hombres más ricos de Zaragoza en su tiempo: rudo de complexión, pero noble de espíritu. Se le pasaban pronto los enojos. Le gustaba leer el diario, ir a casinos a apostar, y fumar habanos. Murió en 1923, a los 40 años, a causa de una pulmonía, dejando a Luis como el hombre de la casa.
Federico García Lorca: poeta que fue su amigo por toda la vida. Le enseña a apreciar las palabras, a creer en Dios sin tener que ostentar una religión. Le lee sus poesías antes que a nadie, tirados en el pasto. Es sensible y frágil, y a Luis le cuesta creer que fuera homosexual, pues en aquellos tiempos se consideraba una aberración. Es fusilado durante la guerra civil española, y sus restos nunca fueron encontrados. Se cree que fue un crimen de odio.
Salvador Dalí: poeta y pintor surrealista que toma clases en la Residencia con Buñuel, haciéndose su mejor amigo. Soberbio, pensaba que perdía el tiempo cuando debía pasarlo con gente que no llegara a su altura. Vestía con extravagancia, haciendo de lado las burlas que recibía en la calle. Fue compañero de juergas para Luis y Federico, causando disturbios callejeros durante las madrugadas. Al conocer a Gala, se transforma completamente en lo que ella espera, alejándose de sus amigos y teniendo problemas por sus declaraciones fascistas. En su autobiografía, critica a Luis, causando su despido. Le dice con descaro que el libro fue hecho para ponerlo en un pedestal, no pensando en sus necesidades. Se enemistan de por vida, y aunque hay recortes de prensa donde uno habla de la posibilidad de ver al otro, eso no vuelve a suceder.
Jeanne Rucar: mujer que conoce en París, estudia anatomía y ganó una medalla en las Olimpiadas. Se convierte en su esposa y madre de sus hijos, aunque no solía acompañarlo a sus viajes de trabajo. Era suave y dulce con él, no creía lo que la prensa pensaba sobre su sadismo por la temática de sus películas.
Retacitos para el librero
Hay
que haber empezado a perder la memoria, aunque sea sólo a retazos, para
darse
cuenta de que esta memoria es lo que constituye toda nuestra vida.
Una
vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de
expresarse
no sería inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra
razón,
nuestra acción, nuestro sentimiento, Sin ella no somos nada.
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Yo tuve la suerte de pasar la niñez en la Edad Media, aquella época «dolorosa y
exquisita»
como dice Huysmans. Dolorosa en lo material. Exquisita en lo espiritual.
Todo
lo contrario de hoy.
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Uno vive dentro de sí mismo. Los viajes no existen.
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A menudo me preguntan qué ha sido del surrealismo. No sé qué respuesta dar. A
veces digo que el surrealismo triunfó en lo
accesorio y fracasó en lo esencial. André
Breton, Éluard y Aragon figuran entre los
mejores escritores franceses del siglo XX,
y están en buen lugar en todas las bibliotecas.
Max Ernst, Magritte y Dalí se
encuentran entre los pintores más caros y
reconocidos y están en buen lugar en todos
los museos. Reconocimiento artístico y éxito
cultural que eran precisamente las cosas
que menos nos importaban a la mayoría. Al
movimiento surrealista le tenía sin
cuidado entrar gloriosamente en los anales de
la literatura y la pintura. Lo que
deseaba más que nada, deseo imperioso e
irrealizable, era transformar el mundo y
cambiar la vida. En este punto —el esencial—
basta echar un vistazo alrededor para
percatarnos de nuestro fracaso.
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Otra cosa que me queda del surrealismo es el
descubrimiento en mí de un muy
duro conflicto entre los principios de toda
moral adquirida y mi moral personal,
nacida de mi instinto y de mi experiencia
activa. Hasta mi entrada en el grupo, yo
nunca imaginé que tal conflicto pudiera
alcanzarme. Y es un conflicto que me parece
indispensable para la vida de todo ser humano.
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El fanatismo me repugna, dondequiera que lo encuentre. Todas las religiones han
hallado la verdad.
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El pacto había pretendido retirar a Calanda de la marcha violenta del mundo,
aislarla en una especie de paz localizada,
fuera de todo conflicto. Ya no era posible tal
cosa. Es una ilusión creer que se puede escapar
a la Historia, al tiempo en que se
vive.
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Yo no puedo creer que Dios me vigila sin cesar, que se ocupa de mi salud, de
mis
deseos, de mis errores. No puedo creer, y en cualquier
caso no acepto, que pueda
castigarme para toda la eternidad.
¿Qué soy yo para él? Nada, una sombra de barro.
Mi paso es tan rápido que no
deja ninguna huella. Soy un pobre mortal, no
cuento ni en el espacio ni en el tiempo.
Dios no se ocupa de nosotros. Si existe, es
como si no existiese.
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La imaginación es nuestro primer privilegio.
Inexplicable como el azar que la
provoca.
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El uso frecuente de la pistola no es exclusivo
de México.
Se halla extendido por gran parte de América
Latina, especialmente en Colombia.
Hay países en este continente en los que la
vida humana —la propia y la ajena—
tiene menos importancia que en otras partes. Se
puede matar por un sí, por un no, por
una mala mirada o, simplemente, «porque tenía
ganas». Los periódicos mexicanos
ofrecen todas las mañanas el relato de algunos
sucesos que asombran siempre a los
europeos. Por ejemplo, entre los casos más
curiosos: un hombre espera
tranquilamente al autobús. «¿Llega a
Chapultepec?» «Sí», responde el primero. «¿Y
para ir a tal sitio?» «Sí», responde el otro.
«¿Y para ir a San Ángel?» «Ah, no»,
responde el hombre interrogado.
«Bueno —le dice el otro—, pues ahí tienes por
los tres.» Y le mete tres balazos en
el cuerpo, dejándole seco, como habría dicho
Breton, un acto surrealista puro.
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Un refugiado chileno ha dado de México una definición graciosa: «Es un país
fascista atenuado por la corrupción.» Algo hay
de verdad, sin duda. El país parece
fascista por la omnipotencia del presidente.
Cierto que no es reelegible bajo ningún
pretexto, lo que le impide convertirse en un
tirano, pero durante los seis años de su
mandato hace exactamente lo que quiere.
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Encuentro falaces y peligrosas todas las ceremonias conmemorativas, todas las
estatuas de grandes hombres. ¿Para qué sirven?
Viva el olvido. Yo solamente veo
dignidad en la nada.
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—¿Cree usted que obtendrá el Óscar, don Luis?
—Sí, estoy convencido —respondo, muy
seriamente—. Ya he pagado los
veinticinco mil dólares que me han pedido. Los
norteamericanos tienen sus defectos,
pero son hombres de palabra.
Los mexicanos no ven malicia alguna en mis
palabras. Cuatro días después, los
periódicos mexicanos anuncian que yo he
comprado el Óscar por veinticinco mil
dólares. Escándalo en Los Ángeles, télex tras
télex. Silberman llega a París, muy
molesto, y me pregunta qué locura me ha dado.
Le respondo que se trata de una
broma inocente.
Después de lo cual, se calman las cosas.
Transcurren tres semanas y la película
obtiene el Óscar, lo que me permite repetir a
mi alrededor:
—Los americanos tienen sus defectos, pero son
hombres de palabra.
---
Una cosa es ya cierta: la ciencia es la enemiga del hombre. Halaga en nosotros
el instinto de omnipotencia que conduce a nuestra destrucción.
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Igualmente atroz, y quizá peor, me parece la muerte largo tiempo diferida por
las
técnicas médicas, esa muerte que no acaba. En
nombre del juramento de Hipócrates,
que coloca por encima de todo el respeto a la
vida humana, los médicos han creado la
más refinada de las torturas modernas: la
supervivencia. Eso me parece criminal.
** Escenas Inolvidables **
Cuando lo leas, no te las pierdas.
- Las anécdotas sobre sus juergas en la Residencia
- La suerte con la que corre para no morir por la guerra civil española
- La sección final, donde habla con honestidad de sus gustos tan sencillos como los que pudiera tener cualquiera
Ficha técnica
Año: 1982
Género:autobiografía
¿Real o irreal?: completamente real
Escribe...
[ Este trabajo es resultado de dieciocho años de conversaciones entre Jean-Claude y Buñuel, quien se reconocía poco apto para la redacción. Jean_Claude grabó palabras sueltas durante entrevistas, y desde ahí se comenzó el trabajo. Buñuel moriría un año después de la publicación, el 29 de julio de 1983, a los 83 años, a causa de una cirrosis hepática. ]
Obra representativa:
Viridiana (1961) ES DIRECTOR DE CINE, ASÍ QUE SE TRATA DE UNA PELÍCULA, NO DE UNA NOVELA.
x ¿Lo reelerías? x
He visto algunas de sus películas, pero me han quedado ganas de ver más.
"El misterio es el elemento clave en toda obra de arte".
Lee conmigo en: https://www.lectulandia.co/book/mi-ultimo-suspiro/
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