No recuerdo que antes me hubiera tocado leer a un autor australiano, pero he aquí Mark Zusak, nacido el 23 de junio de 1975 justamente en Sidney. Y esa sonrisa preciosa que tiene, tan cómplice de sus letras, esconde una niñez llena de conocimientos sobre la Segunda Guerra Mundial, mismos que le inspiraron a escribir esta obra en 2005, que le hizo ganador de los premios Kathleen Mitchell (2006), Michael L. Printz (2007) y Ena Noel (2008).
¿Cómo comenzar? Pues bueno, este es uno más de esos relatos sobre los nazis y los judíos pero visto desde otro escenario poco explotado: aquellos pueblos que no sufrieron la guerra más que por reclutamiento, cercanía con los campos...o bombardeos. Porque hubieron muchos bombardeos: ya sea de prueba, de amenaza o de verdadero peligro. Y pequeñas poblaciones pagaban los platos rotos, como en el caso de esta historia.
Liesel es una pequeña sobreviviente que llega a un pueblito perteneciente a Múnich, Alemania, para ser hija de acogida de un acordeonista y su esposa. Ve morir a su pequeño hermano en el tren donde los transportan, y mientras lo entierran recupera un libro que cae de uno de los sepultureros, un manual con el que empieza una colección de libros "robados" que le ayudan a acercarse a la literatura y al conocimiento sobre ella misma. Con trabajos fue encariñándose con Hans, su padre de acogida, que le enseñó a leer y la consoló en sus pesadillas, donde volvía a aparecer el cuerpo de su hermano y la última mirada de abandono de su madre biológica. Ayudando a Rosa, su madre adoptiva, a entregar la ropa que lavaba y planchaba para ganar unas monedas, conoce a la mujer del alcalde y su enorme biblioteca, donde se siente tentada a robar para seguir conociendo letras, muchísimas, quiere acceder a todos los mundos que le sean posibles.
Rudy es su vecino y mejor amigo: la defiende en la escuela, le enseña a jugar futbol, y juntos roban fruta de los campos porque están hartos de tener tanta hambre. Rudy deseaba un beso de Liesel, ambos eran el primer amor el uno del otro, pero se dedicaron primero a la amistad. Su mayor ilusión fue conocer la historia de Jesse Owens, un atleta negro que ganó en las Olimpiadas y que Hitler se negó a felicitar por su raza. Fue creando un profundo odio a los nazis y a la piel blanca. Tiene un gran sentido de justicia y defiende a Tommy, que es un chico que quedó sordo tras un enfriamiento, y que provoca burlas en las Juventudes Hitlerianas, donde cada adolescente debe militar. Gracias a su obsesión con Owens, se convierte en un gran y admirado atleta.
Hans, el padre adoptivo, aprendió a tocar el acordeón con un viejo amigo y compañero en la Primera Guerra Mundial. Hombre noble, sereno y fuerte, sabe ser un buen padre para Liesel. Acoge también a Max, un judío que debe permanecer escondido en su sótano, y con quien Liesel se encariña al sentir que ambos comparten pesadillas. Max dibuja, escribe y tiene esperanzas, por lo que se conecta con Liesel de inmediato. Ve bondad en Hans y su familia, y se lamenta por la posibilidad de causarles la muerte si se enteran que lo ayudan. Fantasea con tener una pelea de box con Hitler y matarlo, por el daño que causa a toda su gente.
Hans estaba en la mira nazi porque era pintor y ayudaba a sus vecinos judíos a arreglar sus paredes cuando las marcaban para humillarlos. No entendía por qué Hitler odiaba tanto a los judíos, cuando muchos de sus clientes y amigos lo eran, por eso no quería pertenecer al Partido Nazi, aunque él y su esposa sabían que era su mejor chance de sobrevivir.
Rosa, su mujer, comienza siendo una mujer ruda y agresiva, pero el lector se dará cuenta de su gran corazón con el paso del tiempo. Tiene dos hijos con Hans, un chico militante nazi que se avergüenza de la bondad de su padre, y Trudy es niñera, vive lejos y es una hija ausente.
Alex Steiner, padre de Rudy, es muy pobre y sufre para mantener a sus seis hijos. Como sastre del pueblo, le alegra que los judíos dejen de ser competencia en el negocio, pero no quiere hacerles daño.
Ilsa, la esposa del alcalde, es una mujer tímida y mortificada que perdió a su hijo en la guerra. Se ve reflejada en Liesel y trata de inspirarla para que estudie y siga leyendo, quiere que sea lo que ella no alcanzó a ser.
El lector pronto se da cuenta que la Muerte es la que está narrando la historia, admirada por la fuerza de Liesel y los sentimientos humanos, tan contradictorios y a la vez sensibles y sagrados para ella, que también se cansa de trabajar arduamente durante las guerras.
Los necesitados intentan no detenerse nunca, como si ir de aquí
para allá fuera a ayudarles. Ignoran que una nueva versión del problema de siempre
les aguarda al final del viaje: ese pariente al que da vergüenza besar.
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ALGUNOS DATOS SOBRE STALINGRADO
1. En 1942 y a principios de 1943, todas las mañanas el cielo de esta ciudad
era de color blanco, como una sábana lavada con lejía.
2. A lo largo del día, mientras yo no dejaba de transportar almas arriba y
abajo, la sábana iba empapándose de salpicaduras de sangre hasta que, por el
peso, se encorvaba hacia la tierra.
3. Por la noche la escurrían y volvían a lavarla con lejía, lista para el
siguiente amanecer.
4. Y eso cuando sólo había enfrentamientos diurnos.
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—Yo... —intentó explicarse—. Cuando todo estaba en silencio, subí al pasillo y
la cortina del comedor estaba un poco descorrida... Se veía la calle. Miré,
sólo unos segundos.
Hacía veintidós meses que no veía el mundo exterior. No hubo ni enfados ni
reproches.
—¿Qué aspecto tenía? —preguntó Hans.
Max levantó la cabeza con gran pesar y estupefacción.
—Había estrellas —contestó—. Me quemaron los ojos.
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No sé por qué, los moribundos siempre hacen preguntas retóricas. Tal vez sea
para morir satisfechos de haber acertado.
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La consecuencia es que siempre encuentro humanos en su mejor y en su peor
momento. Veo su fealdad y su belleza y me pregunto cómo ambas pueden ser lo
mismo. Sin embargo, tienen algo que les envidio: al menos los humanos tienen el
buen juicio de morir.
Se considera un texto juvenil, así que puede ser leído por todos los públicos: no contiene escenas violentas ni sexuales, e invita a una profunda reflexión sobre la importancia de la vida, la amistad y la unión en la comunidad.
Recomiendo esta lectura para quienes amamos los relatos sobre la Segunda Guerra, y para quienes quieran descubrir cómo algo tan sencillo como la lectura, puede salvar vidas.
Es una historia donde el amor reina a pesar de estar en medio de la peor de las guerras que hemos vivido como humanidad. Es larga (más de 400 páginas), pero es digerible porque la narrativa es tal cual una conversación con una adolescente, y se va como agua.
"A veces llego demasiado pronto, me adelanto. Y hay gente que se aferra a la vida más de lo esperado".
Yo digo que te avientes a leer esta belleza, descárgala de forma segura en:https://www.lectulandia.co/book/la-ladrona-de-libros/
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