Esta es la segunda entrega de la saga de Wilt, en la que los risibles personajes regresan para una nueva aventura con los mismos toques de ironía que te sacan carcajadas. Ciertamente esta me hizo reír un poco más que la primera, aunque mucho tiene que ver que vas conociendo más a los personajes y formándoles mejor en tu memoria.
Sucede ahora que Wilt es jefe de departamento, está sumido en trabajos administrativos, y le ha dado a Eva no solo la dicha de la maternidad de unas cuatrillizas, sino un mejor nivel de vida en una zona residencial. Eva ahora divide su tiempo entre las niñas y las clases de composta y generación de energía limpia a través de los desechos de su casa. Su mejor amiga y vecina siempre se queja de las infidelidades en su matrimonio. Eva renta el ático de su casa a una estudiante alemana de apellido Müller, que termina revelando su verdadera identidad: es una importante pieza de la mafia extranjera. Chan chan chaaan.
Wilt se enamora de Müller antes de saber su verdadera procedencia. Ahora no piensa en matar a Eva, sino en engañarla. Se reencuentra con Flint en un accidente callejero en el que las espinas de un rosal le causan una alergia en el pene.
El clímax de la historia llega cuando la policía le encarga a Wilt llevarlos a su casa para detener a Müller y sus cómplices "con las manos en la masa" y sin que se den cuenta, pero hay diversos problemas:
a) Wilt no tiene relación con la alemana y no sabe cómo acercarse
b) Eva estaba fuera en una conferencia y había dejado a las cuatrillizas con la vecina
c) Mrs. Frackas, la vecina, una anciana dura y viuda, tendrá que cuidar a las niñas por encima del acoso policiaco, diseñado para que ella se volviera loca
Wilt se enamora de Müller antes de saber su verdadera procedencia. Ahora no piensa en matar a Eva, sino en engañarla. Se reencuentra con Flint en un accidente callejero en el que las espinas de un rosal le causan una alergia en el pene.
El clímax de la historia llega cuando la policía le encarga a Wilt llevarlos a su casa para detener a Müller y sus cómplices "con las manos en la masa" y sin que se den cuenta, pero hay diversos problemas:
a) Wilt no tiene relación con la alemana y no sabe cómo acercarse
b) Eva estaba fuera en una conferencia y había dejado a las cuatrillizas con la vecina
c) Mrs. Frackas, la vecina, una anciana dura y viuda, tendrá que cuidar a las niñas por encima del acoso policiaco, diseñado para que ella se volviera loca
Wilt comienza a inventarse cientos de personalidades para despistar tanto a policías como a traficantes, listo para rescatar a sus hijas y salir lo mejor posible del conflicto, enloqueciendo a un Flint que está seguro de que lo hace para molestarlo (tal y como pasa en la primera obra). Es tan divertida la secuencia en la que Wilt cree que Eva no lo ayudará, y Eva cree que Wilt está muerto, pues ambos cometen cuantas locuras pueden para salvar a las cuatrillizas y a su casa, desecha entre balas.
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Thomas Ridley Sharpe nació en Londres, Inglaterra, el 30 de marzo de 1928. Se tituló como historiador en la Universidad de Cambridge y sirvió para la Marina Real Británica, quien lo llevó a residir por un tiempo en Sudamérica. Escritor de humor negro, también fue fotógrafo político, lo que le valió una estancia en la cárcel de Pietermaritzburg como preso político hostil, destruyendo los 36 mil negativos de trabajo que había realizado. Tuvo 4 hijas, y murió por diabetes el 6 de junio de 2013, a los 85 años.
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Nos vamos a leer la tercera entrega, donde los personajes seguirán demostrando lo divertida que es una vida matrimonial en la que, aunque no hay mucho en común, sí hay disposición de salir adelante.
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