En mi primera aproximación a una lectura japonesa más profunda, me encuentro con la historia de Watanabe, quien vive con la marcada herida del suicidio de su mejor amigo durante su adolescencia. Huye para buscar soledad e independencia, pero se reencuentra por casualidad con Naoko,la ex novia de Kizuku, ese fantasma viejo amigo. Los tres compartieron tanto tiempo juntos, que Watanabe se sintió con el compromiso moral de cuidarla, de seguir compartiendo a ese muerto que tanto quisieron.
En la universidad conoce a Midori, una chica extrovertida y animosa que parece obsesionada con el porno y que se convierte en su mejor amiga y en su esperanza de volver a un mundo alegre.
Y es que, aunque encuentra consuelo en acostones de una noche con chicas a las que embriaga en bares junto con su desvergonzado amigo Nagazawa, no puede encontrar realmente la pieza que le hace falta para desligarse del dolor de la pérdida y los años en trance tras ese doloroso suicidio.
Y es que, aunque encuentra consuelo en acostones de una noche con chicas a las que embriaga en bares junto con su desvergonzado amigo Nagazawa, no puede encontrar realmente la pieza que le hace falta para desligarse del dolor de la pérdida y los años en trance tras ese doloroso suicidio.
Naoko sufre más que él, pues el suicidio de su novio (casi que desde los 3 años) no fue el primero que vivió: su única hermana también optó por tal camino y ella fue la que la encontró, por lo que su salud mental cae en picada y entiende que, para intentar salvarse, debe internarse en un sanatorio holístico en las montañas, donde su mejor amiga Reiko, una mujer mayor con arrugas y la compañía eterna de una guitarra al hombro, se convierte en su psicóloga y confidente. Naoko debe luchar contra su miedo a las relaciones, el compromiso y el sexo, que se le presenta como una barrera física y psicológica que le impide acoplarse a Watanabe, por más que los dos consideren que su destino es estar juntos.
Watanabe intenta vivir una época universitaria normal, aunque no logra acoplarse a sus compañeros. Le gusta escuchar música refinada, leer clásicos y lavar la ropa los domingos: es un hombre de costumbres. Pero le duele ver cómo Nagazawa trata a su novia Hatsumi, una mujer contenida, educada y noble que cree que su hombre madurará, cambiará y le pedirá una vida en familia, porque ella solo quiere hacer lo que se espera de una mujer y ser cabeza de familia.
Nagazawa, por su parte, no para de ser infiel y déspota porque su sueño es desenvolverse en el mundo de la política, donde sabe que no podrá hacer amigos.
Midori es una cara distinta de la moneda: cuidadora y fantasiosa, ve en Watanabe al hombre diferente, al que no es machista, al que no espera cambiar a las mujeres, al que va como es y consigue las cosas con trabajo. Y con él aprende que la relación violenta que tiene con su novio no es la forma correcta de vivir. Ella, por su parte, le muestra a Watanabe que el amor verdadero se va dando poco a poco, aunque le cueste sentimientos de culpa por sentirse en el medio de sus dos relaciones más importantes.
Para Watanabe, Reiko y su historia también son importantes, pues representan a la mujer madura que se ha equivocado, pero que pelea, a pesar de sus años y circunstancias, por no dejarse vencer por sus demonios.
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A
nadie le gusta la soledad. Pero no me interesa hacer amigos a cualquier precio.
No estoy dispuesto a desilusionarme.
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Al poner en contacto nuestros cuerpos imperfectos, no hacemos más que contarnos lo que no podríamos contarnos de otro modo. Y así adquirimos conciencia de nuestras respectivas imperfecciones.
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- ¿Quieres decir que, si me conocieras mejor, tú también acabarías presionándome como todos los demás?
- Es posible -dije- en el mundo real todos vivimos presionándonos unos a los otros.
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Es importante que uno encuentre buena la comida. Es una prueba de que está vivo.
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Al poner en contacto nuestros cuerpos imperfectos, no hacemos más que contarnos lo que no podríamos contarnos de otro modo. Y así adquirimos conciencia de nuestras respectivas imperfecciones.
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- ¿Quieres decir que, si me conocieras mejor, tú también acabarías presionándome como todos los demás?
- Es posible -dije- en el mundo real todos vivimos presionándonos unos a los otros.
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Es importante que uno encuentre buena la comida. Es una prueba de que está vivo.
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Creo que la historia tiene un punto interesante, que es tratar el suicidio como una vena importante en una juventud a la que se le exige demasiado, pero el autor trató de relajar el lado contrario de un modo poco creíble. Al final, es japonés, vivió el mismo contexto en su juventud y, para él, el lado opuesto llega a ser incluso una exageración morbosa.
Hay partes de la historia que corren bastante lentas, y escenas sexuales muy predecibles. Creo que está pensado para un público adolescente, que se va iniciando en la lectura y que tiene dudas sobre su identidad y su futuro, o que no se encuentra a sí mismo, porque Watanabe al final es eso: un joven que tiene que crecer a la fuerza (por su exigente educación basada en la independencia), pero que no sabe lo que quiere y espera que el mundo le espere, hasta que lo descubra.
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Haruki Murakami nació en Kioto, Japón, el 12 de enero de 1949. Sus obras se han traducido a 50 idiomas y ha sido candidato al nobel de Literatura, sin poderlo ganar aún. Sus padres fueron maestros de literatura, por lo que fue su elección de estudios universitarios, junto con el teatro griego. Su esposa Yoko y él decidieron no tener hijos por no confiar en que el mundo mejorara con los años.
También es atleta y llegó a completar un ultramaratón (de 100 kms).
También es atleta y llegó a completar un ultramaratón (de 100 kms).
Un caballero es el que hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.
Lee conmigo en: https://ww3.lectulandia.com/book/tokio-blues/


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